martes, 27 de marzo de 2012

Déjese querer por una loca

Me contaba cuentos todos los días. Las frías noches de invierno habían sido más llevaderas con la melodía de su voz.
Teníamos una cama pequeña. En verdad, toda nuestra vivienda se reducía a un pequeño estudio donde era imposible no encontrarse con la mirada.
A mi me gustaba bailar y cantar, me pasaba horas y horas imaginando que era una bailarina bailando en un gran teatro repleto de gente.
El en cambio prefería sentarse en el pequeño balcón del estudio a imaginar que iba a arreglar el mundo con sus números.
La fantasía contra el realismo.
La pasión sobre el amor.
Porque sí, yo le amaba con todas mis fuerzas. Hubiera matado por el. Desde que lo conocí, una especie de locura había entrado en mi cabeza y había hecho que dejara mi ciudad, mis amigos y mis estudios por el.
Había dejado el calor del levante de España para irme a vivir con el chico que me volvió loca sólo con una mirada en aquel concierto de aquel grupo que tanto nos gustaba a los dos.
Pero sus cuentos, en esas frías noches de aquel país nórdico me hacían olvidar todo aquello en lo que él no estuviera presente.
Me besaba en el cuello y me desenredaba el pelo con sus largos y finos dedos hasta que me dormía en un placentero sueño. Me encantaba eso.
Una mañana, cuando las flores y el sol habían ganado terreno a la lluvia y el frío, me desperté sudando. Había recordado mi pasado.
El ya se había ido a arreglar el mundo con sus números y yo sentí por primera vez que dentro de su pequeño estudio mis ojos no encontraron a nadie.
Sentí que la fantasía no podía estar unida al realismo, y que necesitaba la pasión que  yo descargaba sobre el y que no me retornaba.
Los cuentos ya no suenan en mi oído. Decidí volver a levante. Las noches de primavera las paso soñando que soy una bella bailarina a la que todo el mundo mira en un gran teatro repleto de gente.
Hecho de menos sus cuentos, pero he volcado toda mi pasión en el inmenso sol que me despierta todas las mañanas.

No hagáis caso a la Costa Brava, y nunca os dejéis querer por un/a loco/a


                               

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