martes, 25 de septiembre de 2012

Lencería

Me he comprado un conjunto de lunares azul marino transparente, con lacitos rojos. Cuando me lo probé no me lo quería quitar. Me queda de infartó. Pensé. Lástima que no tenga ni idea de cuándo se lo enseñaré a alguien puesto. Una gran lástima.

Me parece fatal lo cara que es la lencería bonita. Me parece peor aún, que no te dejen entrarla a probadores y tengas que ir a ojo. Seguro que esto me marca el michelín de la cadera. Piensas. La dependienta, para suavizarlo, te lo intenta medir por encima de la ropa. Tú, mientras, piensas que no sirve para nada porque llevas tu braga-faja que te compraste en los saldos de El corte inglés y que hace que el michelín se mantenga a raya.

Y ya, el colmo, es que tengas que usar la misa talla de tetas que de culo. Es como si te dijeran que si usas un 38 de zapato tuvieras que usar una 38 de pantalón. Una chorrada vamos.

Y para ser más quisquillosa, encima que no eres, ni una s ni una M ni una L, ni una XL ni una XS perfecta, te das cuenta que tienes que tener unas tetas estándar. Solo existen contornos. 85,90, 95, 100, 105… ¿y las copas señores y señoras? Yo puedo tener una espalda de abejita Maya y tener unos pechos de infarto. ¿Y entonces que hacemos?

Estimados fabricantes de lencería, déjennos lucir nuestras voluptuosidades con orgullo y si usamos una 95D porque tenemos buenos pechos, pues que podamos meterlos dentro de nuestra talla, porque copas hay muchas, A, B, C, D, E, F y cada una de ellas acompaña a un número.

No escatimemos.

La lencería se debe hacer a conciencia.

Me río yo de Women’secret y Oysho. ¿Qué pasa con las de la 95D? Nuestros pechos no tienen derecho a comprarse lencería de hello kitty, Snoopy o Barrio Sésamo? ¿O encontrar chollos a 3’99 en las rebajas?


Pese a todo esto, como habréis podido pensar, yo ya tengo mis tiendas fetiche donde comprar.





lunes, 17 de septiembre de 2012

Piedras preciosas

Vas a ser la mujer más rica del mundo, me decía por teléfono.

No se tienen piedras preciosas dentro de una todos los días.

No tengo ni idea si hace mucho que soy rica, pero hace una semana mis diamantes verdes despertaron y no me han dejado dormir hasta que me han dopado y me he pasado a la rica dieta de la fruta y las verduras. A secas. Sin aditivos, sin excitantes.

En breve me quitan la bolsita de gemas verdes. Me quedo sin esmeraldas. Sin bolsita.

Se supone que si no eres rica puedes vivir sin recipiente para estos minerales. Yo, acostumbrada a los 4 estrellas, pasé a dormir en hostales, así que no creo que sea tan complicado.

Además, me han dicho por teléfono que las gemas se han convertido en simples piedras verdes y mi saquito de piedras preciosas, simplemente en una víscera que contiene bilis.

Creo que mejor ser pobre.




jueves, 6 de septiembre de 2012

Llamadas perdidas


Ya no me llamas.
Todos los días me despierto con la esperanza de oír sonar el teléfono.
Pero el teléfono no suena.
Y yo me desespero.
Empiezo a cortar chiquitines trocitos de papel de colores.
El rojo se mezcla con el negro y el verde con el morado.
Los guardo todos en una cajita de color azul celeste.
Es como una piscina de color.
Voy a impregnarlos de ti.
Te cogí un frasquito de colonia sin que te dieras cuenta.
Voy a hacer que todos los papelitos huelan a ti.

Pero el oído no tiene nada que ver con el olfato.

¿Por qué no me llamas?