miércoles, 15 de mayo de 2019

8 años sin Pedro San Martín


Hola Pedro,
Hola mundo.

Hace 8 años que desapareciste de mi vida y yo sigo contándote todo lo que me pasa por la cabeza cada 15 de mayo.

No preparo nada. Simplemente me siento y escribo. No creo que alguien a quién he querido tanto precise de preparativos para poder tener una buena conversación.

El año pasado te escribí inmersa en una montaña rusa hormonal  con un bebé de 6 días en brazos, con grietas en los pezones y sobreviviendo a una temporada de postparto que me tuvo desubicada durante una buena temporada.

Ya nada es igual.

Una nueva persona ha entrado en mi vida para cambiarla radicalmente.

Aún recuerdo las cenas con Jorge y Maider y los ratos en los que a ella le tocaba irse a la habitación a dormir a la niña.

Ahora soy yo la que hago las rutinas de sueño y aprovecho los momentos de soledad en casa para descansar.

Hubieras sido también buen padre pero la suma de obligaciones y los cambios de rutinas te habrían costado.

O no.

8 años sin verte dan para muchos cambios.

¿Cómo sería? ¿Dónde viviríamos?

Tampoco importa.

Estás. De diferente manera, pero estás.

No le podemos dar muchas vueltas a aquello que no fue pero sí podemos recordar con cariño y con una sonrisa todo lo que vivimos juntos.

Las horas que nos pasamos conociéndonos vía correos electrónicos y llamadas telefónicas, todos los aviones que cogimos, todos  los hoteles en los que nos hospedamos, los kilómetros y kilómetros que hicimos para vernos pero sobretodo la sensación de paz y de tranquilidad que nos proporcionaba estar juntos.

Porque siempre me decías que estabas feliz, que habías encontrado una estabilidad que llevabas muchos años buscando, que tenías ganas de pensar nuevos retos, nuevos planes.

Que volverías a tocar, que daríais un nuevo golpe musical, que íbamos a montar un colegio con un sistema educativo diferente y que el dinero estaba para disfrutarlo a base de experiencias y momentos.

Y te esfumaste.

Porque los accidentes de tráfico tienen esas cosas.

No es como una enfermedad en la que vas haciéndote a la idea tú y los que te rodean, no es como una ruptura en la que sabes que aunque cojáis caminos diferentes puede que algún día de nuevo un cruce os vuelva a juntar, no.

Desapareces.

Desaparecen tus pensamientos,  tu cuerpo, tus tonterías, tu manera de ver el mundo, tus disertaciones, tus secretos, tus ilusiones, tu vida.

Y pasas a ser parte de mi recuerdo. De mi subconsciente, de mi carácter, de mi persona.

Pero se acabó. No habrá más. No habrá más canciones, no habrá más conversaciones, no habrá más caricias, no habrá más Pedro.

Por eso quiero guardarte, por eso quiero recordarte, por eso quiero que sigas estando conmigo pese a que todo avanza y cambia y me cambia y me resetea.

Porque pocas personas me enseñaron tanto como tú.

Porque si juntáramos a todos los que nos acordamos de ti cada 15 de mayo haríamos temblar las leyes de la física.

Porque dejaste huella en miles de personas.

Porque lo siguen haciendo tus canciones en personas que ya nunca podrán oírte.

Porque tengo una vida plena, con un compañero de vida al que quiero con locura, una hija que me ha hecho ver la grandiosidad de la vida y un trabajo que me apasiona.

Porque quiero que Abril sepa nuestra historia, porque quiero que el mundo sepa que todo se puede superar.

 Se puede seguir queriendo y amar a la vez, porque todo lo que hemos vivido no me lo quitará nadie, porque Pedro San Martín siempre será la persona que hizo que Rosa Martí descubriera el mundo con ojos de adulta y porque cuando leas esto, junto a tu padre, y pienses que fuiste un idiota por subir en ese coche aquella noche, sí, es cierto, lo fuiste. Fue la última y la peor decisión de tu vida.

Pero fue.

Y no se podrá cambiar jamás.


Espero que seas feliz, que en tu nueva dimensión hayas seguido disfrutando igual que lo hacías conmigo, que haya buena música, que te dejen preparar tus platitos y tus cócteles y que sigas visitando los recuerdos de todos los que te han querido tanto como yo.


No me olvides Pedro.

Yo no lo haré jamás.


Dulces besos,

Rosa.




domingo, 12 de mayo de 2019

Abril en abril de 2019. Un año. 12 meses.


Y sí. Llegó.

Un año compartiendo días y noches.

Un ciclo anual que seguiremos repitiendo mientras nuestros cuerpos nos dejen.

Porque en este año me he dado cuenta de que esto ya es para siempre y que cada etapa tiene sus cosas y hay que disfrutar de lo bueno y lo malo de cada una de ellas.

Aunque quejarse también está permitido.

Nos has dado algunas nochecitas dignas de recuerdo por la salida de los dos incisivos centrales (palas) que andan asomando.

 Hemos podido controlar el tema de los vómitos pre-comidas. Simplemente hemos  hecho caso omiso a tus reacciones y no te hemos sentado en mesa hasta que no has tenido el plato delante y no te hemos dejado hacer sobremesa. No lo has vuelto a hacer. Igual que vino se fue.

Mides 73cm,  pesas  9’51kg y tu perímetro craneal sigue en 46 cm.

Ya has dado tus primeros pasitos sin apoyos pero prefieres seguir gateando o ir cogida de las sillas. Es muy gracioso ver cómo te las apañas para poder gatear con cuentos en la mano para llevarlos donde estamos nosotros y te los contemos.

Parece que hables y contestes con los sonidos que emites. Nos das besos, abrazos, te señalas las partes de la cara y comprendes casi todo lo que te decimos.

Has Entrado en el salto de los programas y ya controlas totalmente las secuencias más comunes para hacer las cosas.

Seguimos con el calendario de vacunaciones y como de costumbre te dieron reacción. Nos pasamos el fin de semana previo a las vacaciones en casa aunque nos acompañaron tus tías queridas  y conociste a Mika.

Has vivido tu primera semana santa pasada por agua. Ha sido imposible hacer planes de exterior. De repente volvió el frío y no paró de llover durante todos los días de tradiciones y procesiones.

Aun así tu abuela María, Pedro y Gloria, tu amiga Júlia y la mamá del cole, te trajimos monas a tuttiplen para empezar bien la tradición de pascua.

Confesar que fue la mamá la que tuvo desayuno durante toda la semana santa.

Como nos dijo el pediatra en la última visita, el azúcar y los procesados a evitar totalmente. Ya habrá tiempo para que no podamos controlar al 100% la ingesta y entonces seguiremos las palabras del nutricionista Julio Basulto. “No ofrecer, no negar”. Aunque un pellizquito sí que probaste.

Hemos comido en casa con Júlia, disfrutaste descubriendo la casa del tío Iván y pasamos un día increíble de barbacoa calentitos gracias al suelo radiante. Terminamos los días de fiesta oficial visitando un restaurante de Cullera  y tirando bombitas con los amigos de papá. Con el día que hacía vimos poco así que, nos tocará volver en otra ocasión.

Tantos días y horas en casa nos dieron para preparar plastilina comestible con la que disfrutamos más papá y mamá que tú. La hemos guardado en botecitos y te la ofreceremos más adelante a ver si te llama más la atención.

También hubo cosas no tan buenas. Siempre dicen que los peores accidentes con niños pasan cuando estás en casa y efectivamente. Este mes te has caído del sofá (aunque no te hiciste nada) y sin querer te enganchamos la uña del dedo pequeño de la mano con la parte de debajo de la puerta y se te levantó. Ahí sí que padeciste. Ni el pecho pudo calmarte en un buen rato.

Pero bueno, nos hemos pasado el mes viendo qué pasaría con ella y lo más seguro es que caerá y saldrá una nueva. Menos mal que el proceso de caída y regeneración parece ser que no te duele en absoluto.

Sentimos el percance Abril, a veces somos un poco brutos…

Terminada la semana santa oficial, aquí en la Comunidad Valenciana, tenemos fiesta escolar la semana de después y en esa sí que  acompañó un poco más el tiempo.

23 de Abril. 7 Sant Jordis juntos y tercer aniversario de boda. Siempre será un día normal y a la vez especial el día del libro.

Disfrutamos de tres días de bebeteca en la biblioteca del pueblo y nos encantó a los tres. Te encanta escuchar cuentos, estar y ver a otros niños y te quedaste abobada escuchando la voz de Laia, la narradora de Rebombori Cultural que hizo una sesión de la actividad. El monstruo de colores, “a mí no em fa por”, “el lleó que no sabia escriure” “Joan Petit”… una actividad muy chula para los más peques del pueblo. Lástima que la biblioteca aún no esté acondicionada para niños. Pero siempre nos quedará la de Moncofa.

Hemos hecho sesión de fotos.

De recién nacida fui muy reacia y sólo hicimos las que vino la chica al hospital y te hizo el día que naciste pero ahora te veo tan graciosa, tan bebé y a la vez tan niña, con tantas ganas de descubrirlo todo, de experimentar y de vivir que me apetecía que viviéramos una sesión de fotos en familia.

Ha sido genial.

Una amiga de papá que tiene un estudio en Castellón, nos guardó una mañana para conocerte y hacerse tu amiga. Cogimos tus cuentos, tus juguetes preferidos y tu ropa habitual.

No queríamos ni pasteles, ni banderines ni tartas destrozadas. Queríamos unas fotos que nos recuerden tu primer cumpleaños con tus pliegues  abrazables y tú día a día con tus cosas.

Me ha gustado tanto la experiencia que no descarto hacerlo todos los años…

Cómo cambia todo… y es que somos tan diferentes a hace un año… Tú ni existías y yo no tenía ni idea de lo que era ser madre.

Terminamos las fiestas visitando el grao de Castellón y las carabelas del puerto y cenando rico, rico con Júlia y familia, viendo los caballos de la fiesta de San Vicente en Nules y la feria agrícola en la Vall y aprovechamos el día del trabajador haciendo una visita guiada por el casco antiguo de Valencia con Pedro y Gloria. ¡Hasta comimos en la cueva de la Moma!

Has conocido a Guillem, que ha nacido 10 meses después de ti y has jugado con Ian, su hermano mayor que está hecho todo un hombrecito.

Terminamos con la celebración de tu cumpleaños. Una comida con toda la familia, con nuevos cuentos sensoriales y musicales, carruseles franceses y vestiditos para la próxima boda a la vista.

No creo que recuerdes mucho de tu primer año pero para mí ha sido una de los más increíbles de mi vida.

Nunca pensé que empezar a ser madre sería tan duro. Nunca pensé que me costaría tanto acostumbrarme a este cambio de vida en el que una personita nueva salida de mi cuerpo pasaría a ser el centro de mi universo y durante los seis primeros meses de vida me tendría sin trabajar, sin pensar en mí y sin darme cuenta de que pese a que para mí los días eran eternos, el tiempo pasaba tan rápido que nada queda de esa recién nacida que vivió su primer medio año de vida en una casa diferente.

Echo la vista atrás y pienso en todos los tabús que quedan por normalizar respecto la crianza, la suerte que tuvimos de tener a papá en casa tus cuatro primeros meses de vida, la necesidad de información y de ayuda para las familias primerizas, la gran ayuda que aportan las redes sociales, los profesionales  que existen en las redes que ayudan de manera desinteresada a la población, las mil y una maneras de hacer las cosas, la importancia de que las personas que están a nuestro alrededor apoyen nuestra manera de hacer las cosas, todas las políticas que deberían  ayudar a permitir que todas las madres tuvieran la oportunidad de dar el pecho durante todo el tiempo que quisieran sin renunciar a volver al trabajo, la importancia de escuchar y no juzgar, de saber que todo está bien y de disfrutar de la bueno y lo malo del día a día .


Lo hago como madremente puedo.

Lo hace como padremente puede.

Pero para ti, será la forma perfecta de crecer.

Porque es nuestra forma.

Porque esto acaba de empezar.


Feliz primer año de vida Abril.

Gracias por haberme hecho llorar y reír a la vez.