lunes, 15 de marzo de 2021

Diario de una leucemia - día 32 - Nacimiento de Arlet.


En un momento en el que la oxitocina es la sustancia que más destaca en mi cuerpo.

En una habitación oncohematológica de hospital.

Con una fuerza y estado de salud perfecto incluso con un desgarro de 5 puntos en mi cuerpo.

Estoy feliz.

Viernes 26 de febrero amanecía con fuerza.

Abril tenía un día tranquilo en el que los resultados de la analítica siguen sumando a la espera de la punción medular.

Un tapón mucoso que se desprende y me indica que el proceso de parto está cerca.

A las 14’30 me ve el ginecólogo del clínico en la primera planta.

Todo está perfecto.

Estoy un poco dilatada y empiezo a borrar cuello.

Si rompo aguas debo ir a urgencias.

Vuelvo a la quinta planta.

Como, descansamos, me siento en la pelota de pilates, bailamos con la selección musical de Ivana Michlig y pasamos una tarde tranquila con contracciones que ya se notan que van preparando al cuerpo pero que se llevan genial y nos dejan seguir nuestras rutinas de tarde.

Cada seis minutos.

Cenamos a nuestra hora inglesa de las 8 de la tarde y pasamos a contracciones cada 5 minutos.

Estoy genial con Jorge y Abril haciendo rutinas de noche pero empiezo a ser realista y aunque no me noto para nada de parto habría que avisar a mi hermana Violeta para que viniera a empezar el protocolo para quedarse con Abril.

Pcr y espera de resultados para poder entrar en oncohematología.

Unas dos horas mínimo.

En ese momento nos visita la pediatra de guardia y me dice que vaya a urgencias.

Siendo la segunda nunca se sabe.

Un celador me acompaña y Jorge se queda con Abril mientras esperamos a que llegue mi hermana.

Bajo pensando que seguro que me hacen volver.

Urgencias es un caos.

Hay luna llena.

Y ahí, sentada en la sala de espera, después de que la recepcionista me dijera que no parece que tenga tripa de estar de 40+4, me doy cuenta de que puede que esa noche seamos por primera vez 4.

Sala de espera de urgencias. 23h del 26 de febrero.

Una chica embarazada se retuerce de dolor.

Sola.

Nos preguntan las semanas. Ella 38. Yo 40.

Me hacen pasar a monitores.

Todo está lleno. Comparto box con una embarazada encamillada que debe tomarse una pastilla cada 20 minutos.

Con todo el jaleo siento que se me pasan las contracciones.

Igual en todo el rato 4 o 5 y totalmente soportables.

Le escribo a Jorge. Me dice que acaba de llegar Violeta y ya le han hecho la pcr. Tiene que esperar el resultado para poder entrar.

Unas dos horitas.

Abril se ha dormido.

He visto a su pediatra residente de guardia en el box del lado.

Me recuerda que tenga encima el kit de donación dirigida del cordón.

Con el resultado de monitores me dicen que sí que son contracciones de parto.

Alucino lo poco que me duelen.

Me hace un tacto el ginecólogo de guardia.

4cm de dilatación.

Entro en un baño a ponerme una bata y aún sin desvestir, rompo aguas.

Todo se acelera.

Viene la pediatra de guardia de la quinta planta para decirme que queda media horita para tener resultados de la pcr de Violeta y que pueda entrar.

Me hacen esperar en una silla.

Le escribo a Jorge.

Está nervioso. No sabe dónde estoy.

Le digo que estoy bien. Tengo pocas contracciones y no duelen.

Preguntamos por nuestras pcrs.

Para entrar en el hospital nos hicieron pero nos dicen que hay que volverlas a hacer.

Me toman muestra y a Jorge se la toman en el pasillo de oncohematología.

Sala de espera de urgencias. 23h del 26 de febrero.

Una chica embarazada se retuerce de dolor.

Sola.

Nos preguntan las semanas. Ella 38. Yo 40.

Me hacen pasar a monitores.

Todo está lleno. Comparto box con una embarazada encamillada que debe tomarse una pastilla cada 20 minutos.

Con todo el jaleo siento que se me pasan las contracciones.

Igual en todo el rato 4 o 5 y totalmente soportables.

Le escribo a Jorge. Me dice que acaba de llegar Violeta y ya le han hecho la pcr. Tiene que esperar el resultado para poder entrar.

Unas dos horitas.

Abril se ha dormido.

He visto a su pediatra residente de guardia en el box del lado.

Me recuerda que tenga encima el kit de donación dirigida del cordón.

Con el resultado de monitores me dicen que sí que son contracciones de parto.

Alucino lo poco que me duelen.

Me hace un tacto el ginecólogo de guardia.

4cm de dilatación.

Entro en un baño a ponerme una bata y aún sin desvestir, rompo aguas.

Todo se acelera.

Viene la pediatra de guardia de la quinta planta para decirme que queda media horita para tener resultados de la pcr de Violeta y que pueda entrar.

Me hacen esperar en una silla.

Le escribo a Jorge.

Está nervioso. No sabe dónde estoy.

Le digo que estoy bien. Tengo pocas contracciones y no duelen.

Preguntamos por nuestras pcrs.

Para entrar en el hospital nos hicieron pero nos dicen que hay que volverlas a hacer.

Me toman muestra y a Jorge se la toman en el pasillo de oncohematología.



27 de febrero de 2021

00.00h

Me dicen que me siente en una silla de ruedas.

Escucho que no hay paritorios disponibles.

Sigo sola y me ha tocado una matrona de la vieja usanza que me ha dejado claro que no ha cenado.

Recorremos pasillos y pregunto por Jorge. Han ido a buscarle a la habitación de Abril. (Violeta finalmente entra a las 00’15h a la habitación).

Llegamos a una sala.

Unos días antes hablé con una matrona muy maja del hospital que me dijo que no me callara nada.

El parto era mío y debía decir lo que quería.

Yo veía a todos con mucha prisa y yo solo quería relajarme con una pelota de pilates.

No quiero vías ni tumbarme en la cama.

Me miran incrédulos.

Me dicen que ya estoy de parto y que si quiero la epidural.

La matrona con hambre me dice que ahora leemos demasiado de internet.

Ni le contesto.

Estamos en un antequirófano con una cama estándar de hospital.

Yo sigo sin ser consciente que falta muy poco.

No tengo dolor y las contracciones, aunque ya son más fuertes, son totalmente soportables.

Una chica de ojos azules y collar “bonica” de Lucia B me tranquiliza.

Me entiende y me dice que esté tranquila.

Que todo va a ser muy respetado.

Que van a ver cómo está la dilatación y los latidos del bebé.

Me da paz.

6 cm.

Me relajo en la cama y me entran las dudas.

¿Tardará Jorge? ¿Faltará mucho? ¿Subirá mucho el dolor? ¿Lo aguantaré sin epidural?

Intento relajarme ante tantas dudas y conectar con mi pelvis.

Pido ponerme de lado, necesito el sacro con libre movimiento.

Son las 00’30h y me avisan que Jorge ya está aquí.

Jorge se está poniendo el EPI.

Alguien me dice que cuando note una contracción si me vienen ganas de empujar puedo hacerlo.

Lo hago.

Siento que todo ha empezado.

Jorge ya está conmigo.

Después de ese primer empujón no puedo parar.

Tumbada de lado, con Jorge, con mi ángel de ojos azules mirándome noto como mi cuerpo se abre.

Literalmente.

Grito.

Me piden que ponga boca arriba y que empuje lento.

Los ojos azules me dicen que casi está la cabeza fuera.

Puedo ponerle mis manos y tocarla.

Y sentirla.

Ese ángel es la ginecóloga. Alba. Abraza y acaricia a Arlet para que salga poco a poco.

Empujo.

Sale la cabeza entera.

Sin prisas.

Vuelvo a empujar.

El cuerpo.

Ya está aquí.

Bestial. Animal. He sentido como mi coxis se movía. Como mi cuerpo me pedía empujar, y como una vida salía de mis entrañas para juntarse de nuevo conmigo piel con piel.

Han sido 10 minutos.

Minutos de éxtasis al natural.

El dolor mezclado con el amor más primitivo.

Son las 00’40h.

Jorge corta el cordón y con el hematólogo delante para que nada salga mal empieza la conservación de la vida.

La donación más altruista y primaria que se puede hacer entre hermanas.

Las células madre.

Sale la placenta.

Me cosen el desgarro de segundo grado y me dicen que no me preocupe. Cicatrizará bien.

Arlet ya está enganchada al pecho.

Una hora después estamos los 4 juntos.

En la 515 de la quinta planta.

Caminando hacia la curación.

Creando un nuevo hogar.

Gracias a todas las energías y pensamientos por dejarme vivir esta experiencia.

Gracias a la luna llena.

Gracias a la virgen del buen parto.

Gracias a mis ángeles que bajaron en forma de ojos azules y collar “bonica” de Lucía B.








 


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