martes, 7 de febrero de 2012

Gasolina

La gasolina me pone. Es un olor fuerte, intenso, robusto, atrayente, que huelo dos veces al mes y me sale un poco caro.

Poner gasolina es un ritual que ya hacemos casi como si de un gesto innato se tratara.

Nos ponemos guantes, abrimos el agujero, cogemos la manguera, la metemos en el agujero, la dejamos descargar todo el líquido mientras disfrutamos de su olor, la sacudimos, la sacamos, la colgamos, tiramos los guantes, cerramos el agujero y pagamos.

Así de sencillo.

Así de fácil.

Me gusta poner gasolina.

Y que me la pongan.

No sé por qué me compraría un coche diesel…

Y tampoco sé por qué, ahora, me han entrado ganas de llenar el depósito.

¿Será porque salí durante dos años con un gasolinero que me acaba de decir que tiene ganas de verme?



1 comentario:

  1. sí sí pirulí! ya iras a la gasolinera y te sacaran los higados por 10 litrillos de ná!
    ya veremos lo que te pone entonces!

    firmado "el fan "hincondicional" que nunca lee los posts

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