lunes, 23 de enero de 2012

Roja Tomate


Lo siento, no voy a poder ir. Espero que no hayas subido aún al tren. La culpa ha sido toda mía”.

Demasiado tarde, idiota.


Ya desde el primer momento lo vi una locura pero como la vida está para vivirla y no tenía nada que perder, me cogí los billetes de tren y me fui hacia la costa.

Nunca me ha gustado mucho el sol, de hecho, estoy blanca como la leche desnatada, pero con una buena pamela y una protección SPF+50, creo que lo podré soportar.

Me tocó en un asiento de cuatro. No lo entiendo, juraría que había pedido sentido de la marcha y ventanilla y ahora me encontraba sola y viendo el paisaje pasado desde el asiento del pasillo.

Vamos un chollo...

Me puse a leer. Murakami había sacado libro nuevo y todo lo que escriban sus manos tiene que ser leído por mis ojos.
Saqué el Ipod. Mientras escucharía lo nuevo de Jero Romero.

Llevábamos un rato de viaje, me gusta mucho el tren, la sensación de deslizarse hacia una aventura que desconoces y ya no hay vuelta atrás.

Primera estación en ruta.

No éramos muchos en le vagón, así que supuse que habrían unas cuantas paradas antes de llegar a Barcelona.

Hacía un montón de calor, pero no sé como se lo hacen en los trenes que, o llevas algo para taparte piernas y brazos o el viaje se puede convertir en una pesadilla por las temperaturas del aire acondicionado.

Subieron unos cuantos pasajeros más. Un matrimonio mayor, dos chicos jóvenes, una chica con un maletón considerable, un señor todo trajeado y una familia con dos niños pequeños.

Normalmente no me suelo fijar en la gente que sube y baja, pero viendo que podía tener hasta tres compañeros más de viaje, hice mis apuestas.

La del maletón no me importaría, seguro que se habrá comprado la Cuore y siempre le puedo pedir que me lo deje para ojear los arrrrgs y las mejor y peor vestidas de la semana.
El matrimonio mayor y el trajeado tendrán buenos asientos fijo.
Me queda la familia feliz, que espero que no... cuando los niños se ponen a preguntar si falta mucho sin parar me ponen de los nervios, y los dos tios.

La verdad es que uno de ellos no está nada mal. Castaño claro, mirada profunda, delgadito, ni muy alto ni muy bajito... vaya que no me importaría tenerle enfrente durante lo que quede de viaje.

Lleva una camiseta de Los Planetas, unos vaqueros y unas chanclas azules. Tiene buen gusto.

Mierda, se sientan en los cuatro del otro lado... a mi me toca la familia feliz...

No... Uy ¿qué pasa? El chico está hablando con el padre de familia. Se sonríen, se dan la mano. Malditos auriculares... no tengo nada en contra de Jero Romero ni de su música pero si me los quito ahora se va a notar demasiado...

La familia feliz se va a los cuatro asientos donde estaban los chicos y el chico planetero se sienta enfrente mio con su amigo al lado.

Al final la jugada ha salido mejor de lo esperado...

Miradita. Yo, como es normal en mi, roja tomate.

Me centro de nuevo en Murakami. O lo intento.

Noto como me van bajando los colores, siempre me pasa y me da mucha rabia porque hace demasiado evidente que el planetero me tensa. Encima el se ha dado cuenta seguro porque me mira y me sonríe.

Ays, no puedo concentrarme en la lectura. Me quito los auriculares y dejo el libro encima de la mesa.

El planetero y su amigo mantienen una conversación muy animada sobre un festival.

Vaya! Parece ser que vamos al mismo... Si ya sabía yo que las cosas no podían ir mal para siempre.

  • Me encanta Murakami, mi libro favorito es Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”
  • (Tomate de nuevo) ¿Si? También es mi libro favorito pero en general me encanta como escribe.

La conversación quedó ahí, yo maldecía mis mejillas y el me miraba de reojo de vez en cuando. Tenía que sacarle tema de conversación.

  • Así que vais al Faraday... os he escuchado antes...
  • Sí, ¿tu también vienes?
  • Pues no lo tengo claro. Había quedad con un amigo allí, pero gracias a mi suerte resultó que le iba a poner los cuernos a su novia conmigo, esta le ha pillado y me acaba de enviar un whatsApp cancelando nuestra cita festivalera.
  • Vaya...
  • Con lo que estoy con entrada, sin alojamiento y más sola que la una.

Los dos tios se me quedaron mirando como si fuera un bicho raro unos instantes. ¿Que les iba a contar? Era bastante increíble la situación pero era la verdad.

  • Oye pues, no estas obligada a aceptar, y puedes hacer lo que quieras, pero si quieres nosotros te alojamos en nuestro hotel y te puedes venir con nosotros todo el festival.
  • De verdad?
  • Sí claro, mira, este es mi primo Nacho y yo me llamo Manu.
  • Encantada, yo Rosa.
  • Pues yo soy de Tarragona y Nacho es de Granada, pero nos solemos juntar tres o cuatro veces al año para escaparnos juntos de festival o a algún viajecillo.
  • Me encanta viajar.
  • A nosotros también. Además estamos acostumbrados a hacerlo juntos y siempre nos salen viajes redondos.

Estaba hablando con ellos y era como si nos conociéramos de tiempo, no voy a negar que Nacho me atraía un montón, pero la conversación era tan fluida que dejé a un lado mi vergüenza y me solté a contarles un poco mi vida.

  • ¿De verdad que no os importa que vaya con vosotros al festival?
  • En serio, seguro que lo pasamos genial. Además con una chica tan guapa como tu a nuestro lado vamos a ser la envidia de todos los chicos del festival.

¡Fum! roja tomate de nuevo...

  • Lo único que tenemos una habitación doble. Si quieres podemos intentar que sea triple o cogerte una individual, pero lo veo complicado porque es un hotel al lado del festival y siempre se llena.
  • Vaya... claro.

Venga Rosa, otra locura más, seguro que cuando lleguemos no hay más habitaciones. ¿qué hago? ¿Otra locura más? No les conozco de nada... pero, si no me quedo con ellos... me vuelvo en el siguiente tren? ¿Dónde voy a dormir? Joder... una habitación, dos tios, encima que yo venía preparada para matar y me he cogido el camisoncito de seda esmeralda para dormir.... bufff

  • Rosa?
  • Si? Perdona,me he quedado en la luna de Valencia.
  • YA , ya... te decíamos que que vas a hacer, estamos llegando ya.
  • Pues no lo sé. La verdad es que me apetece el festival y me parecéis muy majos, pero no deja de ser una situación un poco rara...
  • Tranquila que no te vamos a comer... si no te dejas claro...


Aisssss, no sé que va a pasar, pero yo había venido aquí con la intención de escuchar buena música, pasarlo bien y echar unos buenos polvos... El plan se ha ido a la mierda y el destino me está brindado lo mismo de nuevo.. al menos las dos primeras cosas las tengo aseguradas.

La vida está para vivirla y no tengo nada que perder.

  • Vale, me quedo. Ya nos las apañaremos.
  • Genial! No te vas a arrepentir.
  • Eso espero...
  • Mientras consiga sacarte los colores cada vez que te miro te tendré en el bote.

¡Buff! Roja tomate de nuevo.


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