lunes, 13 de junio de 2022

11 años (y un día) sin Paco Martí

Ayer, igual el destino quería que compartiéramos un día familiar y estuvieras presente sin darnos cuenta.

Porque disfrutamos de la compañía de la familia y no nos acordamos de la efeméride anual.

Iris estaba en Andorra y no pudo venir, pero Violeta vino de Alcoi y Marga de Lisboa.

Cada hija en un lugar del mundo, pero con la esencia única que nos aportaste en mayor o menor tiempo a cada una de nosotras.

Porque la unión hace la fuerza.

Y toda aquella reivindicación que empezó hace un año con la visibilidad del problema que teníamos para conseguir el derecho que tienen en otros trabajos de poder cuidar a nuestra hija mientras dura el tratamiento contra la leucemia se hizo viral.

Y conseguimos poder cuidar a Abril como se merece.

Pero quisimos que nadie más volviera a pasar por el calvario de sentirse impotente ante unas leyes que no acompañan a las necesidades de nuestros menores enfermos.

Y varias docentes creamos una plataforma que a día de hoy sigue trabajando y en activo.

Porque a la espera de modificación de la normativa, siguen habiendo familias que necesitan que se les estudien las circunstancias y se las escuche.

Nos hemos dado cuenta de que debemos reivindicar que cualquier menor escolarizado tenga derecho a una atención escolar domiciliaria.

 Actualmente infantil 3 y 4 años no puede optar a ello en la Comunidad Valenciana.

Que un docente se asigne a un menor mientras está en casa, le resta angustia, ansiedad y soledad a los intensos y duros tratamientos que tienen que aguantar pequeños y pequeñas que pasan largos períodos sin poder normalizar su aprendizaje y socialización.

Hace unos meses, el inspector de educación de nuestra zona que compartió momentos de trabajo contigo me comentó que nunca te rendías.

Que luchaste y reivindicaste sin parar lo que consideraste que era justo.

Y pienso que no hay forma más bonita de avanzar que esa.

La de unirse para visibilizar realidades minoritarias que necesitan altavoz para ser escuchadas.

Y puede que esta montaña rusa emocional haya sido el desencadenante de que me diera cuenta de ello.

De que nos demos cuenta de que mejorar el mundo está en las manos de cada una de las personas que lo habitamos.

Que los que lo hicisteis antes nos mandáis la fuerza y la convicción de que todo es posible ahora.


Gracias papá por seguir estando sin estar, por tener paciencia sin existir y por seguir intentando ser pilar aunque no te podamos abrazar.

Gracias.




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