jueves, 3 de junio de 2021

Diario de una leucemia - día 123

Juntas de nuevo.
El jueves con dosis de sangre y plaquetas en el cuerpo les dejaron volver a casa.
15 días han sido esta vez.
Ahora en perspectiva y escrito no parece tanto pero las últimas noches ya estaban pesando demasiado.
Qué locura de nuevo.
Los días son un no parar en casa.
Juguetes, disfraces, tortillas, leche de la vaca, champiñones de lata y muchas películas.
Ahora soy yo la que está agotada.
Cambio de armario, mamá esto, mamá lo otro.
Arlet como siempre bendita.
Pecho, suelo, minicuna y paseos con papá.
Que le dé un poco el aire a Jorge.
Qué duro debe ser para Abril no pisar la calle.
Pero aún no convivimos con suficientes neutrófilos como para cruzar la puerta de casa.
Todo queda dentro de cuatro paredes.
De habitación de hospital o de hogar adosado.
No es fácil encontrar el equilibrio entre la permisividad y el deber.
Si la crianza con rabietas, caprichos, normas y rutinas ya es de normal complicada y costosa, con un tratamiento de quimioterapia no sabes hacia donde tirar.
Permitir. Organizar. Acompañar. Escuchar.
Intentar comprender.
Empatizar.
Y paciencia.
Mucha paciencia.
Saber que no habrá adaptación al cole en septiembre y que las frustraciones e interacciones con iguales se reducirán a las máximas que nos permitan los neutrófilos.
Ahora todo gira en torno a ellos.
Y hace 4 meses ni sabíamos que las defensas se llamaban así.
Cosas de la vida.
Nunca sabes con qué te va a sorprender.
Pero mientras transitamos las sorpresas que van apareciendo nos divertimos y disfrutamos.
Con un mundo lleno de color.
Con sonrisas.
Y con amor.




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