lunes, 5 de abril de 2021

Diario de una leucemia - Día 67 - Domingo de resurrección - 4 de abril

Terminamos el cuarto y último bloque de la inducción B.
Hemos cumplido con los parámetros de leucocitos, neutrófilos y plaquetas pero han tenido que transfundir sangre porque la hemoglobina estaba por debajo de 8.
Bendita sangre.
Donad.
Es uno de los mayores regalos, de los más altruistas y más necesarios que podéis hacer.
Y si no podéis, animad a vuestro entorno a hacerlo.
Donad sangre.
Donad plaquetas.
Hazte donante de médula.
Cada donación de sangre tiene una vida de unos 50 días aproximadamente.
Abril la necesita en su proceso de curación.
Como ella, es necesaria para cientos de personas por enfermedad, por accidente, por la necesidad de tener el cuerpo suficientemente oxigenado.
Dentro de un par de días, si seguimos en los parámetros establecidos, Abril ingresará una noche para hidratar el cuerpo antes y después de la quimioterapia final de la inducción.
Será la tercera noche en toda su vida que la pasaremos separadas.
En casi tres años.
Y lo que nos queda.
Aún no sabemos qué viene ahora.
Solo vemos que pese a tener pocas defensas, poca hemoglobina, estar bajando las plaquetas y estar medicada hasta las trancas...
Abril no para.
No hace siesta ni se iría nunca a dormir.
Quiere actividades a todas horas.
Busca compañía.
Y está con nosotro a todas horas.
Y estamos agotados.
Aunque Arlet es una bendita también requiere atención.
Y somos dos para dos.
Pero también tenemos la casa.
Y nos tenemos a nosotros.
Nuestro cansancio. Nuestro día a día monótono. Nuestra nula socialización.
No quiero quejarme porque podría ser peor.
Pero nos pasamos el día recogiendo trastos, sin temas de conversación más allá de las niñas y la enfermedad y con un descanso que, pese a echar horas de cama, no acaba de reconfortarnos.
Y sagrada comunicación.
Hablar y compartir nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, incluso nuestras neuras está siendo imprescindible para sobrellevar los momentos de tensión.
Y todo esto no tiene que ver con la enfermedad.
O sí.
Pero ser cuatro y estar siempre juntos tiene sus momentos mágicos y sus momentos oscuros.
Y hoy, día de resurrección, daremos gracias a la sangre.
A nuestra sangre.
Porque enferma o sana siempre será lo que nos una.
Lo que nos recorre el cuerpo.
Nuestros lazos.
La que nos hace vivir.
La que nos hace avanzar.
Esperamos la tuya.
Da.






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