domingo, 22 de mayo de 2016

23 de Abril de 2016 - Rosa Martí

Cuenta la leyenda que un apuesto joven salvó a una bella princesa de ser devorada por un dragón que tenía aterrorizada a toda la población.


No existen dragones que derramen sangre convertida en rosas rojas al ser vencidos.


Lo que de verdad existe es gente enamorada que se preocupa por darte lo mejor de si misma.


Parejas que vencen distancias, problemas, preocupaciones y prejuicios.


Porque el amor lo puede todo. Acortar kilómetros, parar el tiempo, cegar, eclipsar, hacer que cualquier tontería suene y sea perfecta e incluso, sacarnos una sonrisa en los días que solo apetecería llorar.


Yo no quería casarme. Bueno, casarme sí. Pero no hacer fiesta. Y ya me veis. Un bodorrio en toda regla.

Gràcies Jorge, per haver-me conveçut.


3 meses para organizar una boda. Imposible, me decían las dependientas de las tiendas de vestidos. Una locura, me decía la gente a la que íbamos invitando.

Pero aquí estamos. Vestidos con trajes a medida, auto gestionando una ceremonia y con toda una noche por delante para pasarla con vosotros.

Elegir, descartar, buscar la mejor opción. Hacer números. Volver a elegir, volver a pensar. Imaginar. Crear desde cero.

Volverme loca comprando por internet. Decorar. Pensar en nosotros. Pensar en vosotros, pensar en los demás.

Me ha encantado el proceso. Ir juntos Jorge y yo a comprar el vestido. No encontrar nada que me gustara y decidir crearlo desde cero. Recorrer 45 tiendas de zapatos en Madrid en un día  y acabar comprándolos a una diseñadora  japonesa afincada en Elda.

Tampoco se queda corto el labial. Sabía que tenía que ser rojo pero... qué rojo? Después de empaparme de video tutoriales  en youtube, de comprarme toda la gama completa del color de la pasión, y de escuchar mil y una historias sobre la transferibilidad de los productos, como podéis ver lo encontré.

Los pendientes los compré anteayer. Muy típico en mi eso de dejar cosas para última hora.

Este texto lo escribí anoche.

Preparar vuestro regalo. Ir disfrutando juntos Jorge y yo de cada minuto del proceso.

Crear nuestra canción.
La canción que define nuestra vida. Cualquier día puede ser un día especial.

Una vida que ha juntado  a dos personas que se conocían de hace muchísimos años. Que ha decidido dar un giro de 360 grados a la amistad para convertirlo en amor y que ha conseguido que dos compañeros de conservatorio que tomaron caminos diferentes en la vida se vuelvan a mirar con diferentes ojos.

Porque así pasó. De repente nos miramos con diferentes ojos.

Todo, lo bueno y lo malo, sucede de repente. Las ideas llegan de repente, la amistad aparece cuando menos te lo esperas, las canciones, surgen de camino al colegio ¿veritat Jorge? Incluso la muerte, aparece sin avisar y te toca.

Y te toca de muy cerca. Y varias veces. Y no entiendes nada y no quieres hundirte.

Pero sucede. De repente. Y nadie puede cambiar la historia. Nadie puede borrar lo malo que nos pasa. Y nadie debería nunca poder hacerlo.

Todo lo que hemos vivido, todo lo que nos ha pasado es lo que nos ha hecho ser hoy como somos.

Soy feliz. Estoy feliz.

Encontrar una persona que sé que me quiere, que me respeta, que me aguanta. Que ve virtudes donde otros verían defectos, que entiende la vida de la misma manera, que se ríe.

Que inventa, que crea, que a su lado incluso los días malos tienen luz. Que hace un sushi de muerte y que al mismo tiempo puedes estar tres meses a dieta que siempre le dará un toque de chef a la montaña verde.

Que me escucha, que me termina las frases que suelo dejar a medias, que intenta ver una peli pero se duerme al minuto cinco y luego quiere que se la cuente entera.
Que me oculta trucos de magia pero al mismo tiempo me pide que le de opinión artística y sobretodo que divaga conmigo.

Porque si fuera por nosotros no habría fracaso escolar. Las horas de disertación educativa podrían valer como tesis doctorales.

La música, nos hizo conocernos, nos hizo ser amigos y nos hizo ser quien somos.

Porque Jorge es especial. Yo no podía casarme con una persona normal. Nadie acabaría poniéndose unos zapatos medio rojos por mí  el día de su boda.

La vida es demasiado bonita para no disfrutarla con un grado de locura.

Jorge y yo la tenemos.

Tenemos la locura de querernos, de pese a ser un cabezón y torcerse cuando algo que tenía planeado no ocurre como debiera, aprende día a día a relativizarlo todo.


Perque vida Jorge,  soles en tenim una i jo he decidit compartir-la amb tu.








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