¡Hola papá!
No sé ni por
dónde empezar… tantas nuevas cosas que contarte que hace un año ni nos
planteábamos…
Escribirte a ti,
a Pedro, es como hacer una evaluación anual de todo lo ocurrido. Una reflexión
de las cosas vividas y de las que me quedan por hacer.
Y sí, Violeta
consiguió entrar en medicina. Es una cabezota de la vida, ya lo sabes. Pero no
hay mayor fuerza que el empeño y de eso
ella iba sobrada.
Marga termina
este curso magisterio. Cada vez es más complicado
acceder al trabajo docente y el número de personas válidas y bien preparadas
sigue subiendo año tras año. Pero ella es una artista, ya lo sabes. Seguro que
consigue lo que se proponga.
Iris termina la
educación secundaria obligatoria… qué pronto la dejaste… es tan joven aún… Son
edades complicadas en las que muchas veces no se ha decidido el camino escogido
para seguir con la vida.
Lo más importante
es no estancarse y crecer. Aprender de los baches, las caídas, los errores y
rectificar. Levantarse, avanzar y mejorar. Siempre se puede cambiar la
trayectoria. Si nos quedamos quietas nunca sabremos qué escoger. Esfuerzo y
ganas. Nada más.
Y creo que lo que
voy a contarte ahora te sonará a locura aunque ya te lo comenté en “El carro,el viento y la barca”.
Estoy en el mismo
puesto que tú hace seis años.
Porque nos
dejaste siendo director y ahora lo soy yo.
No sabría qué
contarte de todo este año escolar. Ha habido tantas cosas nuevas… No se puede
llegar a saber lo que es hasta que no se vive en primera persona.
Que te voy a
contar…
Momentos de
agobio, de incomprensión, de incredulidad, de prisas, de tensión, de reflexión,
pero también de alegrías, de retos, de unión, de creatividad, de consensos y de
amistad.
Porque si en un
año una cosa me ha quedado clara es que todos tenemos que dejar de mirarnos a
nosotros mismos para empezar a mirar a los demás. Dejar de tener ideas individuales para crear
movimientos grupales a mejor.
Por desgracia,
nunca me contabas nada de estas cosas en casa… no tenía ni idea de la cantidad
de información que puede llegar a albergar la cabeza durante el día a día.
Nunca terminas. ¿Cómo
lo hacías tú?
Hoy termino el
curso de formación para nuevos directivos en la educación. Unas cuantas horas de escucha atenta y
reflexión que legalmente te acreditan para ejercer la labor directiva.
Pero la verdadera
acreditación pasa por la práctica. Como en todo.
Tenemos unas
leyes de gestión, de funcionamiento, de responsabilidades… totalmente
desfasadas. A lo largo de estos meses me
he dado cuenta que muchas de las cosas que creía obvias y que tenía claro que mejorarían
notablemente el sistema educativo no se pueden hacer porque la ley te tiene encorsetada.
Somos un mundo
global. Necesitas centros abiertos, personas abiertas, respetuosas, reflexivas.
Necesitamos uniones y consensos. Puentes y conexiones nacionales e
internacionales que nos ayuden a mirar con los ojos de los demás el mundo.
Porque realidades
hay tantas como seres conviven en una comunidad educativa.
No lo haré ni
mejor ni peor que nadie. Simplemente haré lo que pueda. Tengo muchas ganas de fomentar
un buen ambiente, de consensuar las decisiones, de apostar por el bien y la
confianza y dejar atrás los malos rollos y las incomprensiones.
Pero es más
difícil de lo que imaginaba.
Nunca llueve a
gusto de todos.
Y eso nunca se
podrá cambiar.
Da igual el
trabajo que sea. Lo hablamos mucho en el día a día del aula. No solo importa el
resultado final. Lo importante es haber vivido un proceso formativo y de
crecimiento con discrepancias y acuerdos para sacar adelante cualquier proyecto.
Y eso les pedimos
a nuestros alumnos. Y eso nos pide nuestra sociedad. ¿Estamos preparados? Todos
tenemos virtudes y defectos que nos hacen únicos e irrepetibles, nos ha tocado
trabajar juntos. Nos ha tocado mejorar juntos.
Hagámoslo.
Pensemos en
positivo aunque a veces parezca imposible, confiemos y escuchémonos.
Puede que estemos
diciendo lo mismo y no nos hayamos dado cuenta.
Y así, de este primer
año me quedo con el descubrimiento de las miles de cosas invisibles para
cualquier maestro o maestra que se deben hacer y controlar para que todo
funcione correctamente.
Todo el mundo
puede hacer pero hay que dedicarle mucho tiempo (demasiado) y ponerle muchas
ganas (nunca suficientes).
Me quedo con
haber compartido con gente de mi alrededor las ganas de mejorar día a día y reír
y sufrir juntos.
Me quedo con
todas las personas que han llegado a mi vida y me han demostrado que los
cambios se deben intentar poco a poco e intentar dar sin esperar nada a cambio.
Simplemente por mejorar el mundo.
Y sobre todo me
quedo con la reflexión de saber que el dialogo y la empatía es la única manera
de avanzar.
Muchas gracias
papá por haberme hecho tomar la decisión de coger el camino por el que ahora
avanzo.
Me llevará cuatro
años. Iré contándote a ratitos.
Puede que en el
trayecto haya nuevas bifurcaciones.
Intentaré
escucharte.
Un abrazo enorme.
Tu surtido Cuétara.
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