Mides 64 cm y
pesas 6’97kg con un perímetro craneal de 43cm. Sigues avanzando en el percentil
50.
Empezamos curso
escolar con nuevos descubrimientos y situaciones.
Papá ha vuelto al
trabajo y, aunque en septiembre el horario es de 8’30 a 14’30, no estábamos
acostumbradas a pasar las mañanas solas y lo hemos notado.
Durante el día
duermes media hora cada dos horas (normalmente, hay días que a los 20 minutos
se terminó el dulce sueño) y, muchas veces, ese ratito no da para hacer todas
las cosas que me gustaría hacer.
No eres de
llorar, pero te gusta que estén pendientes de ti y que estén jugando contigo en
el suelo.
La manta de
actividades de Tiny Love te encanta. Le hemos puesto por debajo una alfombra de
foam que te regalaron tus tías las divas del pop, para protegerte un poco de
los movimientos incansables de croqueta y de arrastre circular para poder
alcanzar los juguetes.
Disfrutas
teniendo tus trastitos en cajitas amontonados y sacándolos uno a uno. Ya
controlas muy bien el agarre con las dos manos y te encanta quitarte los
calcetines.
Una vez tienes el
juguete elegido, te las ingenias con los brazos y la fuerza de las piernas para
ponerte justo en el final de la manta para poder dar con el juguete en el suelo
y oír el sonido del golpe.
Es increíble
verte progresar y ver como día a día vas avanzando en el proceso de ser
autónoma.
El coche se ha
convertido en mano de santo. Es sentarte en la sillita y, si estás mínimamente
cansada, dormirte plácidamente. Quién lo hubiera dicho hace unos meses cuando
llorabas como si te mataran…
Seguimos con el
ukelele. Mamá ha aprendido nuevos acordes y ya podemos tocar canciones más allá
de tónica y dominante en do mayor.
La música sigue
siendo lo que más te apasiona aunque ahora te embobas con la comida. Vernos
comer alimentos te fascina y, esperemos sea positivo para empezar con los
alimentos complementarios dentro de un mes.
Has aprendido a
hacer surgir el sonido “ma” que repetido hasta la saciedad es un “mamá”
constante que hace muchísima gracia.
Ahora seguimos
con el sonido “p” con petorritos así que, justo como hiciste con la “m”, supongo que lo
terminarás juntando con la obertura de la boca y en breve escucharemos “papá”.
Respecto al
sueño, este mes hemos tenido de todo. Semanas de 3-4 despertares y semanas de
6-8 despertares con horas en vela.
Tú con una risa
de oreja a oreja y yo muerta de sueño.
Hemos pasado el
cuarto salto de las semanas mágicas. El salto más largo hasta la fecha en el
que empiezas a entender acontecimientos.
Los cuentos, la pelota moverse, el aparecer y desaparecer de mamá por la
puerta, el movimiento de las sombras, los cinco lobitos… Cada vez tu mundo y el
nuestro son más parecidos.
Tengo la cara
llena de arañazos de tus dedos inspeccionándome. Y es que te corto las uñas un
montón de veces pero no sé cómo lo haces que siempre me marcas. La boca y los
dientes te llaman mucho la atención. Y cogerme las gafas también.
Las vacunas te dieron
fiebre al día siguiente e intentamos de nuevo darte apiretal pero vomitaste
varias veces así que nos pasamos a los supositorios de frebrectal. Parece ser
que el elemento extraño por el culete no te da tanta molestia…
Aún no vemos que
te estén saliendo los dientes pero el mordedor de “Sophie la girafe” te lo
manejas a la perfección y te encanta morderme los dedos de la mano. Me haces
unas cosquillas muy graciosas. Espero que no te dé por hacerlo con el pezón…
El día 31 de
octubre, mamá empieza a trabajar. Habrán sido casi seis meses de aprendizaje a
convivir juntas, de dudas, de momentos preciosos, de agobios y de risas.
Porque si algo me
está enseñando ser madre es que tengo unas hormonas que antes debía tener
anestesiadas o dormidas.
Todo eres tú al
200%.
Este mes se me ha
hecho muy cuesta arriba al ver que mis compañeros empezaban curso sin mí. Que
iban hasta arriba de trabajo, que iba a ser tutora de un grupo de niños nuevo
que empezaría el primer trimestre con otra persona. Que el jefe de estudios
tenía que serlo y hacer educación física y hacer todo el trabajo de la
dirección. Que la secretaría debía matricular sola, que la red de libros
requería de más ayuda, que el comedor tenía que cerrar su balance del año
pasado y abrir un nuevo programa…
Y yo estaba en
casa poniendo lavadoras, tocando el ukelele, cambiando paquetes y teniendo conversaciones
de besugos con un bebé de 4 meses.
Y al mismo tiempo
me gustaba.
Me gusta pasar
ratos contigo. Me gusta que juguemos, contarte historias, cantarte, tocarte la
piel tan suave que tienes y ver cómo me sonríes cuando estamos juntas.
Pero la casa me
pesa mucho.
Ha habido días
que el reloj no avanzaba y a mí no me había dado para hacer nada.
Y creo que me
vendrá bien volver a la rutina de trabajo.
Al mismo tiempo
no quiero dejarte tanto tiempo. Me da respeto el tema de estar toda la mañana
sin darte pecho, (con el problema de acumulación que eso supone, veremos qué
podemos hacer) y romperte la rutina que teníamos montada.
Papá se quedará
contigo hasta enero.
Es una decisión
que tomamos hace tiempo. Los dos estaremos tiempo contigo. Y ya te quedaras con
la abuela a partir de los 8 meses.
La verdad es que
supongo que notaremos el no tener ingresos paternos durante dos meses, pero
tendremos los beneficios de poder
empezar los tres juntos la alimentación complementaria y que el cambio de casa
no se te haga tan pesado.
Porque sí,
esperemos que en breve y antes de que yo vuelva al cole, estemos ya en tu casa.
Tú no recordarás
otra.
Está quedando
genial. Ahora sí que hemos visto el final. A día de hoy ya estamos terminando
de montar los pocos muebles que tendrá nuestro hogar y esperamos que durante
esta semana de festivos podamos hacer el traslado.
Esa es otra
adaptación de las que se te viene encima.
Nueva casa, mamá
al cole, nuevos alimentos y nuevas rutinas.
Octubre viene
cargado de novedades y acontecimientos.
Los viviremos
intensamente. Eso no me cabe duda.
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