Semana 29
Pensaba que el
invierno no iba a poder conmigo pero el estar el fin de semana de carnaval con
amigos no ayudó a que la mucosidad se apoderara de mí y pasara una semana
pegada a un pañuelo de papel mojado.
Pero igual que
vino se fue. Volver del trabajo, salir a pasear y descansar calentita en casa
junto con infusiones de jengibre, miel y limón han hecho que me recupere sin
ningún tipo de medicación.
Seguimos
pavimentando la casa. Mucho más complicado de lo que yo pensaba pero prefiero
deshacer y asegurar que después ver siempre desniveles en el suelo que ya no
vas a poder modificar.
Semana 30
Todo lo tranquila
y de recuperación que fue la semana pasada lo hemos contrarrestado con la
intensidad, el estrés, las vibraciones negativas y las nuevas experiencias de la
primera de las 10 últimas semanas.
No es fácil tomar
decisiones y menos aún tomarlas ciñéndote a leyes que no has creado tú ni
tienes por qué comulgar con ellas.
Tampoco es fácil intentar
ponerse en el sitio de los demás y esperar que los demás hagan lo mismo
contigo.
A nadie le gusta
que cambien las reglas del juego sin haber podido decidir sobre ello. Pero
vivimos en una sociedad en la que las reglas no se piensan para los jugadores
que jugamos la partida.
El entrenador
tiene que asimilarlas pronto, entenderlas pese a todas las trabas, y estar
acompañado por el árbitro al no le queda más remedio que velar por estar dentro
de la legalidad y aguantar el malestar de los jugadores que no comprenden el porqué
de sus actos.
Nadie nos informa
de la durabilidad de estas reglas pero mientras tanto son las que tenemos.
O lo entendemos
todos o surgen los conflictos.
Baterías que se
descargan repentinamente durante reuniones con cargas negativas, luces que se
funden y microondas que hacen saltar los plomos allí donde los pones en
funcionamiento.
Me considero una
persona positiva y comprensiva. Con el paso de los años me he dado cuenta de
que soy más fuerte de lo que yo pensaba y que la resiliencia no es solo una
palabra extraña y bonita que llena los libros de autoayuda. Me gusta ponerme en
el lugar de los demás e intentar pensar soluciones favorables.
Somos un buen
equipo. Con horizontes comunes y acciones complementarias dentro de nuestros caracteres
antagónicos, que nos hacen sobrevivir a los buenos y malos momentos del día a
día.
Pero no tenemos
la varita mágica que haga que los demás se den cuenta.
Y todo esto es
para ser consciente de que el pensar soluciones para los demás y darle vueltas
a situaciones que creía impensables me hizo olvidarme de preguntar en mi visita
ginecológica las medidas y peso de esa personita que no tiene culpa de nada y
que solo hacía que darme patadas para avisarme de que no era ni un buen momento
ni lugar para ella.
Y eso no es
bueno.
Mejor es haber
empezado la gimnasia preparto y ver que no estoy tan atrofiada como pensaba,
que aunque tú debes de haber engordado y crecido como toca porque el médico
está muy contento con tu crecimiento y formación yo solo he cogido 200g en 3
semanas y puede que la gestación vaya una semanita adelantada.
(Sigo apostando
por el 30 de abril)
A la casa han
llegado los peldaños y estamos retocando la zona del pilar central con pladur
para poder insertar la chimenea. También se está volviendo a colocar toda la
talla de las zonas donde la tuvimos que destruir para ver y modificar las
instalaciones existentes.
Jorge me ha
propuesto escribirle. Sí, a la casa. Estoy acostumbrada a escribir a todos y a
nadie, a personas que no sé si leerán mis pensamientos y al mundo que los puede
leer cuando quiera. A personas que han dejado de existir en este mundo y a
otras que están en proceso de llegar a él.
¿Por qué no
escribirle a un espacio que va a impregnarte e impregnarse de nosotros durante
muchos años?
Puede que sea una
buena idea para terminar la semana. Los pensamientos positivos siempre atraen
buenas vibraciones.
Que falta me
hacen.
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