domingo, 4 de marzo de 2018

Familia y hogar. Semana 29 - 30


Semana 29

Pensaba que el invierno no iba a poder conmigo pero el estar el fin de semana de carnaval con amigos no ayudó a que la mucosidad se apoderara de mí y pasara una semana pegada a un pañuelo de papel mojado.

Pero igual que vino se fue. Volver del trabajo, salir a pasear y descansar calentita en casa junto con infusiones de jengibre, miel y limón han hecho que me recupere sin ningún tipo de medicación.

Seguimos pavimentando la casa. Mucho más complicado de lo que yo pensaba pero prefiero deshacer y asegurar que después ver siempre desniveles en el suelo que ya no vas a poder modificar.


Semana 30 

Todo lo tranquila y de recuperación que fue la semana pasada lo hemos contrarrestado con la intensidad, el estrés, las vibraciones negativas y las nuevas experiencias de la primera de las 10 últimas semanas.

No es fácil tomar decisiones y menos aún tomarlas ciñéndote a leyes que no has creado tú ni tienes por qué comulgar con ellas.

Tampoco es fácil intentar ponerse en el sitio de los demás y esperar que los demás hagan lo mismo contigo.

A nadie le gusta que cambien las reglas del juego sin haber podido decidir sobre ello. Pero vivimos en una sociedad en la que las reglas no se piensan para los jugadores que jugamos la partida.

El entrenador tiene que asimilarlas pronto, entenderlas pese a todas las trabas, y estar acompañado por el árbitro al no le queda más remedio que velar por estar dentro de la legalidad y aguantar el malestar de los jugadores que no comprenden el porqué de sus actos.

Nadie nos informa de la durabilidad de estas reglas pero mientras tanto son las que tenemos.
O lo entendemos todos o surgen los conflictos.

Baterías que se descargan repentinamente durante reuniones con cargas negativas, luces que se funden y microondas que hacen saltar los plomos allí donde los pones en funcionamiento.

Me considero una persona positiva y comprensiva. Con el paso de los años me he dado cuenta de que soy más fuerte de lo que yo pensaba y que la resiliencia no es solo una palabra extraña y bonita que llena los libros de autoayuda. Me gusta ponerme en el lugar de los demás e intentar pensar soluciones favorables.

Somos un buen equipo. Con horizontes comunes y acciones complementarias dentro de nuestros caracteres antagónicos, que nos hacen sobrevivir a los buenos y malos momentos del día a día.

Pero no tenemos la varita mágica que haga que los demás se den cuenta.

Y todo esto es para ser consciente de que el pensar soluciones para los demás y darle vueltas a situaciones que creía impensables me hizo olvidarme de preguntar en mi visita ginecológica las medidas y peso de esa personita que no tiene culpa de nada y que solo hacía que darme patadas para avisarme de que no era ni un buen momento ni lugar para ella.

Y eso no es bueno.

Mejor es haber empezado la gimnasia preparto y ver que no estoy tan atrofiada como pensaba, que aunque tú debes de haber engordado y crecido como toca porque el médico está muy contento con tu crecimiento y formación yo solo he cogido 200g en 3 semanas y puede que la gestación vaya una semanita adelantada.

(Sigo apostando por el 30 de abril)

A la casa han llegado los peldaños y estamos retocando la zona del pilar central con pladur para poder insertar la chimenea. También se está volviendo a colocar toda la talla de las zonas donde la tuvimos que destruir para ver y modificar las instalaciones existentes.

Jorge me ha propuesto escribirle. Sí, a la casa. Estoy acostumbrada a escribir a todos y a nadie, a personas que no sé si leerán mis pensamientos y al mundo que los puede leer cuando quiera. A personas que han dejado de existir en este mundo y a otras que están en proceso de llegar a él.

¿Por qué no escribirle a un espacio que va a impregnarte e impregnarse de nosotros durante muchos años?

Puede que sea una buena idea para terminar la semana. Los pensamientos positivos siempre atraen buenas vibraciones.

Que falta me hacen.




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