- ¿Qué piensas?
- Pienso en ti.
- ¿Ah, sí? ¿de verdad?
- Claro, ¿acaso tú no piensas en mí?
- ¿Yo? Pues... no sé, esto me intimida.
- ¿Te intimido?
- No, tu no. La situación.
- ¿Qué le pasa a la situación?
- Pues que todo ha sido tan rápido, tan raro...
- ¿Tú crees?
- Te veo tan segura, con tantas ganas de vivir...
- Tener ganas de vivir es importante, ¿acaso no es lo que hacemos cada día? ¿de que sirve estar aquí si no tenemos ganas de estarlo?
- Ya, ya pero...
- ¡Ni pero ni hostias! Y si quieres dejo de contarte mi vida y así no vamos tan rápido.
- No, no, si me gusta escucharte.
- Pues entonces deja de decir tonterías.
- A sus órdenes mi capitana.
- Así me gusta, que vayas aprendiendo.
- ¿Aprendiendo?
- Claro, a obedecer.
- ¿Voy a tenerte que obedecer?
- Pues no estaría mal...
- Eres única.
- Por eso te gusto ¿no crees?
- …
- ¿No te gusto?
- Vaya preguntas directas que me haces...¿y si digo que no solo me gustas sino que además estoy loco por ti?
- Pues mucho mejor, nos vamos a saltar muchos pasos de golpe. ¿Me pides un taxi?
- ¿Que te pida un taxi?
- Claro, me pides un taxi y me invitas a tu casa.
- Vaya morro...
- Los locos hacen locuras y si estás loco por mi tendrás que hacer locuras por mí.
- Mira que lista...
- Yo solo interpreto tus palabras.
- Pues te podrías dedicar a la traducción e interpretación. No se te da nada mal.
- Deja, deja, que yo con maestra ya voy bien.
- Vale, entonces... ¿si te llamara un taxi, te vendrías a mi casa?
- ¡Ah! Mira tú, y parecía tonto... no pierdes oportunidad...
- Yo...
- Tranquilo, me parece bien, me gustan los chicos decididos. Pero no sé si iré a tu casa. ¿Qué me ofreces?
- Lo que tú quieras.
- Mmmm, déjame pensar... ese lo que yo quiera es muy amplio y no lo voy a desaprovechar.
- No pidas cosas muy raras...
- No, con fresas con chocolate y nata y champagne me sirve. Pero champagne eh! Nada de cava que si no te lo echo por encima!
- ¡Vaya! Y dice que no pide cosas raras... ¡no tengo nada de lo que pides!
- Pues mientras yo voy, baja al supermercado a comprar.
- Me vas a salir carita...
- Nadie dijo que iba a ser fácil.
- Ya veo ya... Pero si lo compro, ¿vendrás?
- Sí claro, pídeme el taxi, ve a comprar y nos vemos en tu casa.
- Pero, ¿sabes dónde vivo?
- No, por eso, llámame tú el taxi.
- Ah, ya entiendo.
- Vale, entonces en media hora lo quiero en mi puerta.
- Ok, yo salgo a comprar.
- Vale, ya sabes, champagne, nada de cava que sino...
- Sí, ya, que si no me lo tiras en la cabeza. Pues no estaría mal una ducha de cava...
- Calla, calla, tu compra lo que te he dicho y verás.
- A sus órdenes.
- Hasta ahora.
- Hasta ahora.
martes, 24 de julio de 2012
Champagne vs cava
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